Why Don't You Get A Job?
El lunes que viene, si algo no lo remedia, seré un parado. Debería estar preocupado, ¿no? Pues vale.
El trabajo es, por si no lo he dicho ya, una maldición divina. Trabajamos porque no nos queda otra. Hay que ganarse el sustento, pagar la hipoteca, los vicios...
¿Y algo más?
Hay quien cree que si.
El trabajo es o debe ser, para muchísima gente, una fuente de algo más que ingresos. Debe hacer que el trabajador se sienta útil y productivo, dar oportunidades a la autosuperación, brindar reconocimiento al esfuerzo realizado, y un largo etcétera que podría resumirse en: ser un placer y no una carga.

Si, hombre, ¿y qué más?
Te pagan por hacerlo, joder. Es bastante probable que, si no lo hicieran, no hubiera hostias por hacerlo.
Básicamente estás vendiendo 8 horas diarias de tu vida para gozar de manutención y cierto nivel de comodidad y placeres el resto del tiempo. Asume que son tiempo perdido para cualesquiera fines personales que quisieras alcanzar con ellas.
Todos queremos algo mejor, naturalmente, y olé los cojones de quienes logren un trabajo que les proporcione satisfacción por sí mismo. Pero tener un trabajo mierdoso, en tanto no ponga en riesgo tu salud física o mental, no debería ser motivo de infelicidad suplementaria para nadie.
Nuestra sociedad ha implantado la venta del capital humano como medio habitual de ganarse uno la vida (qué apropiado el frío término recursos humanos, propio del esclavismo), en parte como consecuencia necesaria de la formación de una sociedad en la que no es necesario ni práctico que cada uno cace su propia comida y recoja su leña.
El trabajo es, esencialmente, lo que alguien tiene que hacer. Obtendrás una remuneración, no en función de tu valía, sino de lo que se supone que le costaría a tu empleador encontrar a otro que haga el trabajo igual de bien que tú. Si te vale, bien, y si no te buscas otra cosa.
Cuando empieza a preocuparte el ser bien valorado, el que se note tu diligencia y tu creatividad (más allá de lo que interesa potencialmente en términos pecuniarios esa valoración), etc., es cuando estás equivocando el planteamiento.
Pregúntate si alguna vez un cromagnon le dijo a otro mientras afilaban sus jabalinas:
"Todo esto de correr detrás de los ciervos cada vez me motiva menos... ¿Nunca te has planteado si los demás solo te ven como a un abastecedor de carne cruda? Yo tengo que valer para algo mejor que dar lanzazos a lo que se mueva, y aquí me siento estancado..."
El trabajo es, por si no lo he dicho ya, una maldición divina. Trabajamos porque no nos queda otra. Hay que ganarse el sustento, pagar la hipoteca, los vicios...
¿Y algo más?
Hay quien cree que si.
El trabajo es o debe ser, para muchísima gente, una fuente de algo más que ingresos. Debe hacer que el trabajador se sienta útil y productivo, dar oportunidades a la autosuperación, brindar reconocimiento al esfuerzo realizado, y un largo etcétera que podría resumirse en: ser un placer y no una carga.

Si, hombre, ¿y qué más?
Te pagan por hacerlo, joder. Es bastante probable que, si no lo hicieran, no hubiera hostias por hacerlo.
Básicamente estás vendiendo 8 horas diarias de tu vida para gozar de manutención y cierto nivel de comodidad y placeres el resto del tiempo. Asume que son tiempo perdido para cualesquiera fines personales que quisieras alcanzar con ellas.
Todos queremos algo mejor, naturalmente, y olé los cojones de quienes logren un trabajo que les proporcione satisfacción por sí mismo. Pero tener un trabajo mierdoso, en tanto no ponga en riesgo tu salud física o mental, no debería ser motivo de infelicidad suplementaria para nadie.
Nuestra sociedad ha implantado la venta del capital humano como medio habitual de ganarse uno la vida (qué apropiado el frío término recursos humanos, propio del esclavismo), en parte como consecuencia necesaria de la formación de una sociedad en la que no es necesario ni práctico que cada uno cace su propia comida y recoja su leña.
El trabajo es, esencialmente, lo que alguien tiene que hacer. Obtendrás una remuneración, no en función de tu valía, sino de lo que se supone que le costaría a tu empleador encontrar a otro que haga el trabajo igual de bien que tú. Si te vale, bien, y si no te buscas otra cosa.
Cuando empieza a preocuparte el ser bien valorado, el que se note tu diligencia y tu creatividad (más allá de lo que interesa potencialmente en términos pecuniarios esa valoración), etc., es cuando estás equivocando el planteamiento.
Pregúntate si alguna vez un cromagnon le dijo a otro mientras afilaban sus jabalinas:
"Todo esto de correr detrás de los ciervos cada vez me motiva menos... ¿Nunca te has planteado si los demás solo te ven como a un abastecedor de carne cruda? Yo tengo que valer para algo mejor que dar lanzazos a lo que se mueva, y aquí me siento estancado..."