The End Is No End

Ya, ya, no escribo nada... No es sencillo encontrar tiempo entre cientos de horas navegando por internet, largos ratos en el foro, ver pelis o tremendos piques con el Soul Calibur. Espero que lo entendais.

Hemos celebrado el cumpleaños de mi madre (¡felicidades otra vez, Mamá!), el Barça ha puesto al Madrid en su sitio, y no me ha tocado la primitiva, así que toca currar una semana más. En fin, para distraerme y distraeros, aquí va el capítulo final de nuestra saga bloguera:

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Querido diario:

Las cosas no marchan como yo esperaba en el trabajo. Me temo que, pese a mi esperanza inicial, este medio no es el adecuado para desarrollarme como artista. A pesar de lo convincente de mi trabajo (o precisamente por ello), me siento cada dia más encasillado.
Admitámoslo, ni Brando encontraría muchas maneras diferentes de jadear "oh, si, toma esto, ¿te gusta, nena?", y esos clichés que componen mi diálogo habitual.
Y poco a poco me voy distanciando del dire, y eso es lo peor que puede pasar entre director y actor. La semana pasada ni me contestó cuando le pregunté: "Vale, tengo que eyacular sobre las tetas de estas dos chicas, pero, ¿qué empuja a mi personaje a hacerlo? ¿Qué sentimiento quiero reflejar?"

He buscado nuevas maneras de expandirme, desde luego. Mi propuesta de emprender un espectáculo teatral le gustó al dire, pero en cuanto me mostró la lista de locales dispuestos a contratarlo me desilusioné. ¿Cuantos Lawrence Olivier han salido de locales como Whiskería Loli's?

Así que mi decisión está tomada: me voy a establecer con mi propia compañía. Seré un productor teatral independiente. Ya tengo pensada mi primera obra y todo. Será algo rompedor: un monólogo erótico. Ni siquiera me preocupa lo que dijo el chaval del videoclub (que se ha convertido en mi mayor fan, pese a que la otra dependienta ya ni me mira) cuando se lo describí:
"Pero, ¿alguien va a pagar por ver a un tio hacerse una paja?"
No va a ser sencillo romper las convenciones del medio, pero el riesgo está implícito en la vida del artista. Y desde luego, más independiente que yo no habrá nadie.