Spite and Malice
Parece que últimamente no doy una: el nuevo estilo del blog no causa furor que digamos, mi nuevo nick en el foro ha suscitado escaso entusiasmo (salvo entre quienes veíamos Doctor en Alaska, que se ve que somos una minoría muy minoritaria)... En fin, tengo un mantra para estas situaciones.
Que os den.
Mientras lo repito en tono monocorde, me voy a entretener escribiendo sobre la película que me he encontrado en Internet suelta y sin collar, y que he acogido en mi disco duro: Ciudad de Dios.
Sencillamente, un peliculón.
[Modo Stipey on]
Se sitúa en una infrabarriada brasileña dejada de la mano de las autoridades, y no digamos de Dios, y narra una serie de historias cruzadas de delincuentes juveniles, miseria y narcotráfico, si bien se centra en las vidas paralelas de dos jóvenes que tomarán caminos bien distintos, uno como rey del crimen y el otro como aspirante a fotógrafo.
Ciudad de Dios se adentra en la estrecha relación entre pobreza, crimen y corrupción. Con crudeza pero sin pirotecnia, acerca al espectador a un submundo dentro de otro, llamando la atención sobre las causas de la violencia, el círculo vicioso que genera y que la mantiene, y la casi imposibilidad de romperlo.
El gran logro de esta película es lo mucho que muestra y lo poco que juzga. Se logra con asombrosa habilidad el humanizar a los despreciables personajes que pululan por la Ciudad de Dios, incluso cuando sabemos ya de lo que son capaces.
Toda la crudeza y la violencia que sale por la pantalla no es un espectáculo morboso, sino que tiene el aspecto de lo verdadero, en sus causas y sus consecuencias. Todo sucede en un contexto, sabes por qué los personajes hacen lo que hacen. El espectador (yo, al menos) no se siente tratado como un crio al que se dice "eso está mal, y punto", sino que se le brinda información para formarse opinión por sí mismo. Lo cual vale mucho.
En pocas palabras, un pedazo de película, mucho mejor y más creible que el 90% de las de gangsters americanas.
Ah, también he visto Van Helsing. Sale Elena Anaya y una ballesta de repetición.
[Modo Stipey off]
Que os den.
Mientras lo repito en tono monocorde, me voy a entretener escribiendo sobre la película que me he encontrado en Internet suelta y sin collar, y que he acogido en mi disco duro: Ciudad de Dios.
Sencillamente, un peliculón.
[Modo Stipey on]
Se sitúa en una infrabarriada brasileña dejada de la mano de las autoridades, y no digamos de Dios, y narra una serie de historias cruzadas de delincuentes juveniles, miseria y narcotráfico, si bien se centra en las vidas paralelas de dos jóvenes que tomarán caminos bien distintos, uno como rey del crimen y el otro como aspirante a fotógrafo.
Ciudad de Dios se adentra en la estrecha relación entre pobreza, crimen y corrupción. Con crudeza pero sin pirotecnia, acerca al espectador a un submundo dentro de otro, llamando la atención sobre las causas de la violencia, el círculo vicioso que genera y que la mantiene, y la casi imposibilidad de romperlo.
El gran logro de esta película es lo mucho que muestra y lo poco que juzga. Se logra con asombrosa habilidad el humanizar a los despreciables personajes que pululan por la Ciudad de Dios, incluso cuando sabemos ya de lo que son capaces.
Toda la crudeza y la violencia que sale por la pantalla no es un espectáculo morboso, sino que tiene el aspecto de lo verdadero, en sus causas y sus consecuencias. Todo sucede en un contexto, sabes por qué los personajes hacen lo que hacen. El espectador (yo, al menos) no se siente tratado como un crio al que se dice "eso está mal, y punto", sino que se le brinda información para formarse opinión por sí mismo. Lo cual vale mucho.
En pocas palabras, un pedazo de película, mucho mejor y más creible que el 90% de las de gangsters americanas.
Ah, también he visto Van Helsing. Sale Elena Anaya y una ballesta de repetición.
[Modo Stipey off]
1 Comments:
Maravillosa película...no sólo me impresionó la historia que está realmente bien contada...me impresionaron más los actores...te hacen sentirte dentro de Ciudad de Dios...
Besos.Adios.
Helena...
P.D. a mi me encanta Chris Stevens...
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