Hugo y yo

La culpa es de la sociedad.

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Lugar: En las Nubes (Alcalá de Henares), Madrid, Spain

24.6.05

Another One Bites The Dust

Puto trabajo. Me jodieron las vacaciones. Con suerte dispondré de 4 dias antes de emprender la aventura veraniega.

La combinación de hastío, calor y tendencias suicidas me ha llevado a ver (con el maravilloso intermedio del 3er partido de la final TAU-Madrid) los castings de Operación Triunfo (por cierto, Viruete, ¿para cuando el vídeo del friki que cantaba en japonés?).
De la mierda nacen flores, y de ver esto le vienen a uno ciertos pensamientos. Por ejemplo: la inmensa diferencia que marcan los estilistas, maquilladoras, peluqueros y demás. Ver como cuatro patanes guapetes y monillas a secas se convierten en sex-symbols en cuestión de dias es, cuando menos, llamativo. El lienzo lo tenemos casi todos, pero la pintura la hace el dinero.

Y, claro, luego están los cantantes. Sea lo que sea lo que cobran los examinadores de la primera criba, no creo que sea suficiente. Tener que escuchar a 1000 pelagatos sin voz, talento ni gracia (y bastantes sin ganas, que solo iban por verse en la tele haciendo el chorra) ha debido ser terrible.

Los hay que se zambullen entusiasmados en el ridículo, pero otros caen en el patetismo (palabra sobrevalorada - como dice Lolo - donde las haya) de cabeza. Son los que llegan ilusionados, soñando con ser el próximo Bisbal o Chenoa, y se plantan ante el micro convencidos de que están dando el primer paso de un giro radical en sus vidas. No valen para nada y les botan, claro. Y se vuelven a casa entre lágrimas y quejas como "tantas horas esperando para esto, y en diez segundos...", "no es justo...".

Y la verdad es que no, no es justo. No es justo como no es justo que unos sean ricos y otros pobres, unos saludables y otros enfermizos. Es particularmente injusto que haya cosas en esta vida que, por mucho que digan, no pueden lograrse por mucho esfuerzo e ilusión que se pongan.
Se nos da la tabarra desde pequeños con la cantinela de "persigue tus sueños", "si tienes ilusión llegarás donde te lo propongas", "con esfuerzo no hay nada imposible". Y una polla.
¿Cuantos chicos de 1'65 y complexión obesa han llegado a jugadores de baloncesto profesionales? ¿Cuantos chicos y chicas de facciones vulgares y con un defecto en el habla han llegado a estrellas de cine? ¿Cuanta gente ha fracasado en una relación en la que depositaron lo mejor de sí mismos?



Uno de mis dibujos favoritos del grandísimo Quino es el siguiente: una musa alada y con unas gafas de tamaño alarmante derrama de su cornucopia de creatividad un torrente de notas musicales sobre la cabeza... de un pintor ante su lienzo en blanco.
Hay caminos que solo pueden llevar al fracaso. Lo normal es no darse cuenta hasta que ya es tarde. Pero a veces, un mínimo de sentido común revela desde el principio la imposibilidad del éxito. Coño, que cuando las cosas no pueden ser, no pueden ser. Y lo asombroso es lo mucho que podemos llegar a insistir en algo que no nos llevará a nada bueno.

Si es que nos lo buscamos. ¿En qué momento el tesón se convierte en cabezonería? ¿Cuanto hay que aguantar para que la abnegación se considere negación? ¿Por qué es tan terrible dar marcha atrás?
¿Y cuantas veces llegamos al punto en que seguimos adelante a sabiendas de que no podemos vencer, pero porque no queremos rendirnos? Nuestra sociedad (mi excusa favorita para todo) valora el esfuerzo y desprecia las debilidades. Y adora el éxito, claro. La derrota solo es perdonable cuando se muere en el intento. El gusto por la épica mal entendida (las acciones perfectamente inútiles que a ojos de quienes no sufren las consecuencias son admirables), empuja a más de uno a elevar desmedidamente su umbral de dolor.
El aceptar que no se vale para ello acaba por ser una triple ignominia: por la derrota en si misma, por la vergüenza de la capitulación y por la asunción implícita del error. No hay piedad con los perdedores. Huir hacia adelante al menos nos puede ganar compasión y cierta admiración.
Al final resulta que, cuando alguien hace lo que no le conviene, tiene para ello más motivos de los que parece.

14.6.05

I Wanna Be Your Dog

Vacaciones. Del sánscrito "tumbado como una vaca", o algo así. Qué bella palabra.

Tres semanas de asueto hasta comenzar a currar de nuevo el dia 1. A no ser que me llamen para hacer alguna cosilla entretanto. Estoy tán animado que voy a actualizar el blog. Sé que he sido negligente con mis obligaciones y que teneros así de privados de mi talento es demasiado cruel... pero tampoco es que os hayais quejado mucho, cabritos/as.

Bueno, la estancia irlandesa de mi hermana ha tenido que cancelarse. Menuda faena. Pero quizá sea lo mejor para todos. Por lo menos para la factura telefónica de mi madre lo será. La cual (mi madre), dicho sea de paso, ya me está planificando las vacaciones para convertirlas en otra cosa: visita a la abuela, labores de limpieza en la casa, construir una estantería, llevar a la perra a vacunar...



Ah, si, la perra. ¿Nunca he hablado de ella, verdad? Esta es. Se llama Tula. Es la más pesada, cariñosa, ladradora y guapa del vecindario. En la foto parece adorable, ¿no es cierto? Pasad una tarde con ella intentando hacer nada mientras se empeña en ladrarles a los vecinos, y acabaréis con ganas de estrangularla, creedme.

Me ha salido uno de esas entradas "este soy yo y este mi culo" tan prescindibles en la mayoría de los blogs. Con lo interesante que puedo ser a veces. El caso es que ayer charlé con Carlos/Matthau un ratito y eso ha podido dejarme filosóficamente descargado por un tiempo. Ya podía poner él su blog, será que no tiene cosas que contar.

Otro dia me esforzaré más. Ahora tengo un montón de episodios de Cowboy Bebop recién bajados por ver.

Felicidades, Guille.