Hugo y yo

La culpa es de la sociedad.

Mi foto
Nombre:
Lugar: En las Nubes (Alcalá de Henares), Madrid, Spain

14.1.06

Sweet Dreams (Are Made Of This)

Las sobrinas de Ana son una fuente inagotable de anécdotas, a cual más encantadora. Una de las últimas es la siguiente.

Estando en el parque un dia cualquiera, a José, el hermano de Ana y padre de las criaturas, se le ocurrió tomarle el pelo a Elena, la mayor, lanzándole caramelos desde detrás y, con la ayuda de otros adultos implicados, hacerle creer que estaba lloviendo caramelos. Las risas fueron sonadas cuando Elena, ni corta ni perezosa, tendió las manos ahuecadas mientras miraba al cielo.

Pobre. Así aprenderá a confiar en los adultos. Pero, en su inocencia infantil, creyó por un momento que era posible que cayesen caramelos del cielo. En la práctica, vivió por un instante en un mundo en el que llovían caramelos.

Ilusión. La palabra de hoy. La esperanza de cumplimiento más o menos probable, pero altamente deseable. Y el engaño de los sentidos o la realidad según la percibimos o comprendemos.




Los niños son cinturones negros del escapismo de la realidad, por su simple carencia de una realidad definida: están aprendiendo el mundo a cada paso, y nada atenta contra la coherencia de su sistema, puesto que apenas hay absolutos en él.

Con la edad y el aprendizaje, el mundo se va estrechando a nuestro alrededor, y lo que antes era arcilla se vuelve piedra. La ilusión queda confinada entonces al ámbito de lo que podría pasar, si bien es difícil o altamente improbable, o a la fantasía pura y dura, con la raya marcada profundamente entre lo que puede y no puede ser.

La vida, el azar, los avances tecnológicos y otros factores hacen que ciertos elementos puedan saltar de un lado de la raya a otro, claro. Pero un hombre más o menos racional y educado ubica las cosas en su correspondiente sitio a cierta edad y ahí se quedan, criando polvo.
Ni que decir tiene que rarísimas veces esto da para ser tema de conversación. Lo que es real y lo que no son obviedades ridículas entre personas procedentes de entornos similares. La realidad es, y punto.

Pero la ilusión la puede transformar. La realidad es solo en parte un conjunto de leyes físicas y marco geográfico y social. Es también lo que construimos en nuestro interior con la suma de esas circunstancias tamizada por nuestras respectivas cabezas. Y ese tamizado puede ser muy irrespetuoso.

Una diferencia muy habitual es la que distingue a creyentes de no creyentes (o creyentes en otra cosa). El creyente tiene un Dios más allá de las nubes, que le escucha y protege, y a su debido tiempo le acogerá. El que no, pues no. Aunque en sus vidas diarias ambos sujetos podrían comportarse exactamente igual, no viven en el mismo mundo.
Y no hablemos ya de los enfermos mentales, o los aficionados a tóxicos diversos.

La fuerza de la ilusión va mucho más allá de empujarnos a comprar lotería. Podemos rehacer el mundo a nuestro alrededor deformando nuestro filtrado de la realidad. Se pueden tener experiencias místicas, ver fantasmas o hablar con los ancestros en el otro mundo, si se quiere. El requisito es querer. Y desarrollar el engaño adecuado para amortiguar todo choque con la realidad, la buena.

Porque tampoco se puede cambiar lo que hay a golpe de ilusión, claro está. No vas a devolver la salud a los enfermos o recuperar tu empleo. Puedes conseguir que deje de afectarte el modo en que son las cosas. Lo que no es poco. Y a partir de ahí, tal vez ser capaz de trabajar para mejorarlas.

Dedicado a Carlos.

3 Comments:

Blogger PacoelFlaco said...

Pero la ilusión es necesaria. Es como el bicarbonato o la sal de frutas de la vida, pues podemos acabar empachados de realidad.

Unos encuentran esa ilusión en un ser místico, el Creador. Y dependiendo de lo flojo que andes de estómago, necesitarás más o menos dosis de Dios. Por eso hay creyentes moderados y fanáticos que acaban empachados de ilusión.

Otros optan por ilusiones destructivas como el alcohol, las drogas... que acaban creando úlceras.

El resto nos ilusionamos con los sueños, "Soy el puto amo" / "A mi no me afecta", o nos deprimimos o, simplemente, ignoramos la realidad a base de no pensar y no atender a las cosas que importan y ocupar nuestra mente con el último escándalo entre Jesulin de Ubrique y Paloma San Basilio.

Pero todos necesitamos evadirnos de algún modo, ¿no te parece? Correríamos el riesgo de dejar de sonreír.

12:16 a. m.  
Blogger Miada said...

Tienes razón, la ilusión se pierde con los años, cada golpe de realidad que recibes te quita un trocito de ilusión.

Pero siempre queda un trozo guardado en la reserva, lo que no sé es por qué no hacemos uso de él, quizás por vergüenza, por miedo al ridículo, por pura comodidad.

El soñar implica más riesgo que aferrarse a la realidad, ahí está el problema...

Un beso.

11:04 a. m.  
Blogger Hugo said...

Demonios, Stirner, no te hacía rolero.
¿Has probado la saga Baldur's Gate? ¿Te gustó Neverwinter Nights? ¿Caballeros de la Antigua República? ¿Y las películas de gladiadores?

8:14 p. m.  

Publicar un comentario

<< Home