Hugo y yo

La culpa es de la sociedad.

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Lugar: En las Nubes (Alcalá de Henares), Madrid, Spain

30.7.05

Dream On

Menudo verano. Currar, currar, currar, y por medio entretenimientos como revisar el coche, llevar a Tula a vacunar... Y, en perspectiva, una no muy lejana convocatoria de consolidación de empleo. Estudiar. Diosss...
Llevo una temporada algo sosa, y se nota. Este blog pierde visitantes a diario. Bueno, vamos a contar cosas en un tono un poco más positivo. Rescatemos del olvido pequeñas leyendas. Historias que nos devuelvan la fe en la humanidad.

Hugo Producciones presenta: el antecesor franchute de Justo Gallego y su catedral.



Ferdinand Cheval (1836-1924), el humilde cartero del pueblo de Hauterives, era lo que muchos llamaríamos un puto pringao. Su trabajo le llevaba por 32 kilómetros diarios de camino rural, pedregoso e inhóspito. A menudo, como muchos otros sufridores de trabajos monótonos, se distraía soñando despierto mientras caminaba. Solo que sus ensoñaciones eran particularmente profundas y vívidas: se asaltaban imágenes de un soberbio castillo, ajeno a cualquier cosa que él, inculto y poco viajado, hubiera visto en este mundo.
Un buen dia de 1879, dice la leyenda, tropezó con una piedra y, en vez de blasfemar y seguir su camino como hacemos todos en esos casos, le asaltó la idea: cogió la piedra y se la guardó. Sería la primera de muchos miles que emplearía en hacer realidad su sueño. Construiría un palacio, su palacio soñado.



No fue sencillo, naturalmente. 33 años de su vida invirtió en el trabajo, dos décadas para las murallas solamente. A menudo su trabajo solo le dejaba tiempo para dedicarse apasionadamente a su vocación por las noches, dormir apenas tres horas y regresar al dia siguiente a su extenuante rutina. Todo ello soportando las burlas de sus vecinos, que no veían más que a un necio acarreando piedras de un lado para otro. Irónicamente, los descendientes de muchos de esos vecinos le deben su prosperidad y la del pueblo a Cheval, cuyo Palais Idéal da trabajo a través del turismo al 90% de los lugareños.

La posteridad ha sido más generosa con Facteur Cheval. La desbordante riqueza estética de su construcción le ha valido comparaciones con Gaudí, la etiqueta de precursor del art brut y alabanzas de André Breton o Picasso.

Por si fuera poco, cuando las autoridades le denegaron el permiso para ser enterrado en su palacio, se puso de nuevo manos a la obra para construir su propio mausoleo, igualmente asombroso. Apenas un año después de terminarlo, murió a los 88 años de edad.



Es curioso que a este hombre le llevara a hacer semejante trabajo una visión. Como Coleridge y su poema Kubla Khan, que pretendía describir la magnificencia celestial que creyó ver durante una ensoñación. Los sueños empujan a algunos afortunados. Al resto les distraen, como mucho, y a algunos les llevan a invadir Polonia o presentarse al casting de Gran Hermano.

¿Elegimos nuestros sueños o ellos nos agarran por el pescuezo? ¿Es una suerte tener un sueño que te haga llegar lejos, o que te lleve al fracaso y la miseria? ¿Hay personas excepcionales que solo necesitan el sueño adecuado para encontrar su destino? ¿O es todo una pérdida de tiempo y lo que debería hacer es estudiar?

7 Comments:

Blogger PacoelFlaco said...

Justo ayer me acordaba de este hombre la leer un parrafiglio del blog de G.Vazquez.
Aunque se puede aplaudir la constancia de esta gente, no puedo evitar pensar que les tiene que faltar un hervor.

9:49 a. m.  
Blogger Miada said...

Interesante tu post, increíbles estos personajes...pero me quedo con tus preguntas, las miro, las remiro y no tengo respuesta...

¿Elegimos nuestros sueños o ellos nos agarran por el pescuezo? ¿Es una suerte tener un sueño que te haga llegar lejos, o que te lleve al fracaso y la miseria? ¿Hay personas excepcionales que solo necesitan el sueño adecuado para encontrar su destino? ¿O es todo una pérdida de tiempo y lo que debería hacer es estudiar

Esto daría para muchos post...

Un beso.

8:26 p. m.  
Blogger Joni said...

Yo me debato entre el genio y el desequilibrio. Es una historia un poco extraña, cuando menos

2:52 a. m.  
Blogger Unknown said...

A mi me gusta sentir los sueños como una especie de magia. No estoy muy seguro de que me gustase hacerlos realidad. La ensoñación me reconforta, sin más.

Creo que los tipos que hacen cosas así viven en un sueño, ajenos a la realidad. No es que hagan realidad su sueño juntándola con el resto de realidad sino que renuncian a la realidad para que la única realidad sea su sueño.

Yo no creo que ningún sueño me pudiese absorber de esa manera. En cierto modo es una especie de dictadura del sueño: acabar la catedral, acabar el palacio, contra viento y marea... ¿Cuándo cumples un sueño y cuándo te abandonas a una obsesión?

7:31 p. m.  
Blogger Hugo said...

La cuestión es cuándo lo que trabajas por tu sueño hace mejor y más provechosa tu vida, y cuándo ese trabajo es destructivo y abocado a la nada.
Quien se dedica a ese trabajo con tanto ardor y durante tanto tiempo, probablemente no tenía nada mejor que hacer, y no se puede decir que fuese en vano.

10:27 p. m.  
Blogger Unknown said...

Hay gente creadora, artistas, que se entregan a su trabajo con una pasión y una dedicación sin límite. Van Gogh es un caso bastante conocido de flipadura, absolutamente entregado a su arte y absolutamente incomprendido (por mucho que ahora le consideremos un genio)... probablemente Van Gogh era una especie de Justo Gallego pero, por lo que sabemos, vivió una vida atormentada.

Continuamente nos debatimos entre lo que es provechoso para nosotros y lo que es provechoso para los demás. Probablemente Gallego, a diferencia de Van Gogh, haya aprendido a sentirse a gusto con lo que es provechoso para él independientemente de lo que piensen los demás.

¿La vida a solas es provechosa o para que haya provecho es necesario el intercambio, y el riesgo de ver las cosas de forma distinta a como la vemos en nuestro sueño?

1:36 a. m.  
Blogger nino espadas prieto said...

Creo que es de admirar a cualquiera que construye el objetivo de su vida, y no se desanima por las contrariedades de la misma. Creo que la verdadera obra personal se refiere la la construcción del propio carácter. Y la única posible. HUGO; tengo blog por fín, no sé cómo linkearte. salud para todos. nino e. nin de lehoi

11:45 p. m.  

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