Hugo y yo

La culpa es de la sociedad.

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Lugar: En las Nubes (Alcalá de Henares), Madrid, Spain

20.4.05

Sheep

De entre las muchas perlas sobre Benedicto XVI que cabe rescatar, una me llama la atención: "El cristiano es una persona simple, y los obispos deben defender a la gente sencilla frente al poder de los intelectuales".
Cualquiera diría que un brillante teólogo como él carece de ese poder... pero no quiero enrrollarme hablando de el Papa, sino de esa peculiar idea de la inteligencia como instrumento del Mal.

No hay que ser muy avispado para apreciar que la criatura que nos expulsó del Paraíso y que encarna la maldad en nuestra cultura cristiana -sí, la serpiente- es en muchas otras culturas un símbolo de sabiduría y astucia. La asociación parece que viene de antiguo.



Es un lugar común en la literatura épica y sus remedos modernos (cine, cómics) que el Bien tenga la forma de un caballero recio, musculoso y de mandíbula cuadrada, mientras que el papel de pérfido gran visir, traidor, cobarde o, simplemente, el malo, se reserve a un sujeto pequeño, de mirar torvo y pelo grasiento, que hace del engaño y la treta sus armas para lograr sus malévolos fines.

Al fin y al cabo, nada hay más valeroso y, por lo tanto, noble que la acción directa, el atacar de frente, la simple, obvia y por lo tanto honesta fuerza bruta. En cambio, la maquinación, la astucia, el engaño, son las armas del cobarde. O eso se nos enseña.
Normal, entonces, que haya quien pretenda sacar tajada de este atávico recelo hacia quienes son más listos que nosotros, por medio de prevenir al vulgo contra las malintencionadas élites intelectuales. Aunque quien lo haga no sea sino otra élite intelectual. El caso es ser el primero en presentarse como el adalid de la buena gente sencilla a quien la otra parte pretende llevarse al huerto.

En el plano de las ideologías, creencias y costumbres, el orden establecido tiene la enorme ventaja que supone la inercia de las gentes. Los movimientos inmovilistas (toma ya) se presentan como el camino, lo probado y seguro, lo que te enseñaron tus mayores, que eran buena gente sencilla de tiempos mejores y más sencillos que estos, y su mejor argumento, en definitiva, es que no han causado el fin del mundo, cosa que no puede decirse aún de lo nuevo, lo alternativo, lo revolucionario, y para qué arriesgarse.

Y quienes participan de esta visión de las cosas pueden hallar sorprendente que haya individuos capaces de cuestionar el viejo y buen sistema. De ahí que lo achaquen, paternalmente despectivos, al engaño de que han podido hacerles víctimas unos malévolos intelectuales, sin duda aprovechándose de las pocas luces que el vulgo en general tiene.
Y, de paso, ofrecen una excusa excelente a quienes, efectivamente, carecen de luces o apertura de miras para revisar sus posiciones.

Iba a decir algo más, pero ya estoy en blanco otra vez. Ale, a estudiar, cagüen la leche.

5 Comments:

Blogger Hugo said...

Gracias por vuestra colaboración. Sin comentarios, cualquier cosa que yo escriba quedará, en el mejor de los casos, a medias.

He olvidado añadir una cosa que comento a menudo: como en nuestra España querida, cuando alguien dice algo extraordinariamente ingenioso, a su alrededor se murmura, con cierta admiración envidiosa:
- Qué cabrón...

Y cuando alguien hace una cabronada de mediana intensidad con ánimo de sacar provecho de ella, suele decirse:
- Qué listo...

Lo cual dice cosas nada amables de la idea de la inteligencia y su utilidad que tenemos en este país.

Matthau, eres un pelota, leche; no sigas, que ni voy a volver de momento al foro (a escribir, que a leer sigo entrando), ni pienso invitar a gambas el domingo.
Bueno, sigue si quieres, pero avisado estás. No falta en el foro gente más digna que yo de barrer la cima del Olimpo forero.

9:06 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

La serpiente,no solo representa al diablo,también representa a Cristo.En el antiguo Testamento hay un pasaje en el que Yavé manda a Moisés construir una sepiente de bronce enroscada a un mástil,para que todo el que la mirara sanase de una enfermedad que padecía el pueblo,creo recordar por la mordedura de unos escorpiones.Bajo la luz de todo lo que pasó después,no es más que un trasunto del ver la cruz y sanar,CRISTO ES EL VENENO Y LA SALUD.Por cierto,la serpiente de bronce fué luego destruida por orden de Yavé-Dios,para que la gente no se quedase "colgada"por la imagen,que no era más que un símbolo,ay!la idolatría.Matthau;Dios no prohibe nada,avisa de las consecuencias de los actos.No es tan simple y mucho menos TONTO,RASCA LA SUPERFICIE y lo verás.Saludos.NINO e.

10:01 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

Se me ha pasado la ocasión...leí este post a las 8 de la mañana en casa, no suelo hacer estas cosas...pero razón tiene Matthau que el texto está muy bien escrito y te engancha a leer...pero debía haberlo hecho ayer, antes de que tuvieses comentarios...jaja...
A mí me parece que la inteligencia siempre provoca envidia, al que la tiene y la ve en otro, por que es capaz de reconocerla y quiere más, y a el que no la tiene por que la ve como soñada.
El peligro de unir mal e inteligencia, están unidas desde siempre, yo lo veo en la simpleza de saber escoger entre el bien y el mal...la persona inteligente puede actuar hacia uno u otro según interese, mientras que la persona sin inteligencia, sólo actúa como aprendió a hacerlo, normalmente hacia el bien...
Besos.Adiós.
P.D. yo de mayor quiero escribir como tú...pura envidia...
Qué lo paséis bien el domingo...con gambas o sin ellas ;)

11:31 a. m.  
Anonymous Anónimo said...

Me sumo a las alabanzas pelotiles por el texto de Hugo, desde luego.

Y aprovecho para discrepar con Matthau con respecto al dios cristiano, sin ánimo de ofender a los creyentes: tan tonto no debía ser, pues al menos no perdío su falo, como otros xD

Pasadlo bien en la quedada, saludad a todos, y tomaos un Riesling a mi salud ;)

4:22 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

Es un bonito texto.

Seguramente es cierto que la iglesia católica mantiene una actitud de recelo frente a la intelectualidad y, también, que no son otros que los propios intelectuales de la iglesia los que, con ese disfraz de corderitos, pretenden ganarse a las “gentes sencillas”.

Sin embargo, la iglesia católica no es en eso muy diferente a cualquier fuerza política, por muy revolucionaria que sea. Tanto una como otra pretenden convertirse en una autoridad que sea capaz de pensar por las gentes sencillas y que, de ese modo, desprecian que las gentes sencillas piensen por sí mismas.

Las batallas intelectuales se libran entre intelectuales o entre aprendices de intelectual como podamos ser nosotros, a lomos de un brioso corcel mientras las gentes sencillas viven sus torvas vidas sin preocuparse por los grandes tesoros culturales que son objeto de nuestra admiración.

A menudo pienso que en las gentes sencillas reside, si no la intelectualidad (que viaja a lomos de su unicornio), sí al menos una rara suerte de inteligencia que les lleva al inmovilismo, a la indecisión entre los autoritarios consejos de unos y otros, de la rancia iglesia católica y de la utópica revolución intelectual.

La buena literatura épica, rica en caracteres, no es, tampoco, ni tan resplandenciente ni tan pérfida. Es ambas cosas, como los héroes, que lo son con sus debilidades, y como la gente sencilla y gris cuyo único anhelo es vivir a secas sin ningún anhelo intelectual.

12:37 a. m.  

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