Hugo y yo

La culpa es de la sociedad.

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Lugar: En las Nubes (Alcalá de Henares), Madrid, Spain

23.4.05

Loser

Siempre ha habido gente con más talento, capacidad de esfuerzo, o mera suerte, que otra. Ha habido algunos raros, excepcionales, casos de talento tan inmensamente superior que ha negado la misma posibilidad de la duda. Y, por desgracia para ellos, ha habido quienes han tenido que coincidir en el espacio, tiempo y mercado con esos talentos arrolladores.

Hugo Producciones presenta: Algunos de los más ilustres segundones de la historia.



Antonio Salieri, compositor (1750-1825)

La película Amadeus, que narra la historia de su relación con Mozart, retrata perfectamente, ya de paso, el drama de que va este post: la envidia y el dolor de los buenos cuando se han de enfrentar a los genios. A Salieri le tocó Mozart, casi ná. Pobre capullo. Pese a que triunfó en su momento a base de buenas relaciones en la corte vienesa, para la historia ha quedado como el perdedor que cerró el paso al mayor genio musical de todos los tiempos.



Daniele da Volterra, il Braghettone, pintor y escultor (1509-1566)

Mayormente, este tio es el que le limpiaba los pinceles y le subía el botijo a Miguel ángel mientras este pintaba el techo de la Capilla Sixtina. No es que careciese de talento el hombre (se le reconocen obras como La Matanza de los Inocentes o ... el busto de Miguel Ángel basado en su máscara mortuoria), pero no solo ligó su carrera a la del gran genio renacentista, sino que su obra más conocida es nada menos que los calzones que, por encargo eclesial, habían de tapar las partes pudendas de las sacras figuras de la Capilla Sixtina. Hay peores maneras de pasar a la posteridad, pero desde luego también las hay mejores que hacerlo por mutilar una obra maestra del arte universal, y recibiendo un apodo ridículo a cambio.



Raymond Poulidor, ciclista (1936)

¿Segundón? Este hombre prácticamente inventó la palabra. Un fenomenal ciclista que fue a caer entre la sartén y el fuego, o sea, entre la era Anquetil y la era Merck. Ocho podios en el Tour de Francia, nunca como ganador. Ni siquiera se le concedió nunca el privilegio de vestir el maillot amarillo. Si es que hay gente de quien el destino parece reirse. Al menos él ha sido siempre querido y célebre precisamente por eso, por su infortunio. A todos los deportistas perdedores se les achaca ya el "síndrome Poulidor".

Tener un talento mínimo o ninguno en absoluto supone una retirada temprana, cómoda y bastante indolora (a no ser que estemos hablando de boxeo). Tener un gran talento que te permita ser de los buenos es estupendo, pero te ubica en las proximidades del genio. Y es ahí donde la comparación es dolorosa, donde hace sombra el gigante.

Los grandes de cualquier disciplina hacen mejores a quienes se enfrentan a ellos, abren el paso, dan la medida de la excelencia, empujan a otros a superarse... pero cuanto más cerca se les tiene, más probable es acabar descubriendo cómo han crecido tanto: devorando a gente como tú. Comen y cagan a sus rivales, que para la historia quedan como la materia que les alimentó y poco más.

14 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Dentro de este marco de segundones me atrevo a abrir otro de grandes olvidados. En este sentido, y ligando someramente con lo del Braghettone, me gusta siempre hacer mención al gran Leone Batista Alberti. Prototipo de eso que llamaban homo universalis y que, años más tarde, monopolizaria la figura de ese "donnadie" Leonardo da Vinci.

Alberti excelió en arquitectura, pintura, ingenieria, literatura, etc. Aunque pasó a la fama sobretodo como el primer gran tratadista del Quatrocento florentino. Lo que más me seduce de esta figura son los textos literarios que escribió y, por encima de todos, una autobiografia con pseudónimo en el que se evidencia la "baja" estima en que se tenia. Una de las lecturas que más me divirtieron en la asignatura de Arte del Renacimiento.

7:16 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

¿Creeis que el nombre imprime carácter?,antiguamente así era.En la biblia o en las grandes tradiciones indígenas el nombre hacía referencia a alguna característica esencial de la persona que lo llevaba.SECUNDINO,mi nombre,me ha llevado a reflexonar,si aparte del capricho de mi tía Candelas,inducida por la ceguera del amor por algún mozo que así se llamaba,le endilgó a un niño con un nombre del que los demás cruelmente se escojonaban.Superados los traumas infantiles,me de por pensar si en alguna forma misteriosa,definirá mi papel en la vida.Secundario,el segundo pequeño,EL QUE SECUNDA,es el que más me gusta,el que apoya a..No sé..no creo en la predestinación ni en la fatalidad..o el que a la segunda acierta.Somos deudores de actos en los cuales no hemos intervenido.tal vez son reminiscencias del futuro.Por cierto:HUGO,algo tuve que ver en la elección de tu nombre,¿a que te gustó?Vuestro humilde PRECURSOR.nino e.

12:11 a. m.  
Anonymous Anónimo said...

En esta galería de segundones no debería faltar el navegante inglés John Cabbot, segundo en llegar a América (seis años después que Cristóbal Colón) y primero en pisar el territorio continental. Ser segundo en ciclismo tiene un pase, ahora ser segundo en descubrimiento de América... ya es mala leche.

4:45 p. m.  
Blogger El misionero said...

Hablando de segundones y de ciclistas. Una de las citas que suele utilizar más a menudo la soltó, en perfecto castellano, el ciclista Marcel Wust mientras lo entrevistaban en la meta:
"El segundo es el primero que pierde"

10:30 a. m.  
Anonymous Anónimo said...

Imagino que hayas iniciado esta serie...los secundarios pueden dar para muchos post...así que espero también la aparición de las grandes secundarias de este mundo...
P.D. coño qué bien escribe tu tío...de secundario nada de nada...;)
Besos.Adiós.

5:21 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

Gracias y hola,Helena;eres Luz.Bien claro se vé que a los tíos nos ciega la testosterona y que pensamos en masculino.De buenas a primeras a nadie le dá por pensar en una mujer como segundona, siendo el paradigma de todo lo que significa.propongo, claro está,a EVA.Dice la biblia que fué creada por causa del hombre,sin embargo se adelantó a él y decidió por todos y por eso lleva la pesada carga de la estupidez e incomprensión del hombre,el subconscinete talibán que a todos nos delata.Creo que en el fondo la mujer decide y el hombre sólo la representa.SALUD! para todos.nino e.

6:34 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

Pues desde Eva hasta nuestros días...sería eterna la lista de secundarias estelares... en manos de Hugo lo dejamos...;)
Besos.Adiós.

8:21 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

El cabrón contempló su obra maestra:a Cristo en la cruz;su victoria y su condena.El triunfo pírrico de la muerte sobre el amor;y la furia de su impotencia ha caído sobre nosotros..... nino e.

1:23 a. m.  
Blogger Hugo said...

Hay una secuencia en Amadeus que resume lo que explica Matthau con una contundencia bárbara (mi momento favorito de la película, por cierto): cuando Salieri toma conciencia de que Dios ha elegido a ese niñato arrogante, libertino e inaguantable para llevar su Voz al mundo. ¿Qué clase de Dios puede elegir a Mozart en vez de a él, Salieri, un hombre pío y respetable? Contemplar como la música más maravillosa que jamás ha sido creada brota sin esfuerzo de un mequetrefe como Mozart rompe en mil pedazos todo cuanto se le enseñó sobre el trabajo y la recompensa. Devastado, coge el crucifijo de su habitación y lo echa al fuego, al tiempo que resuelve hacer lo posible por vengarse de Dios destruyendo a su Voz en la tierra.
Cuesta no simpatizar con el desgraciado Salieri en ese momento: su mezquindad y su envidia son un abismo al que todos nos hemos tenido que asomar en uno u otro momento de nuestras vidas, cuando hemos afrontado una de las muchas caras de la derrota.

3:56 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

Com ya dijo William Blake (no literalmente) no es menester del bien (Dios) el campo de la creación antes bien el de la obediencia a la regla. Con la regla no aflora el talento ni la fuerza seductora del arte. La rotundidad de la esfera place pero no conmueve.

4:36 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

A mí siempre me conmovió la historia de un gran segundón: Robert F. Scott, un gran explorador que tuvo un trágico destino en su apuesta por ser el primero en llegar al Polo Sur.

Inició una expedición en el año 1911, con dos meses de adelanto sobre otra comandada por el noruego Roald Amundsen, que buscaba sus mismos objetivos.

Tras duros meses de preparativos y de jornadas de marcha a temperaturas bajísimas, el 17 de enero de 1912, Scott y sus hombres llegaron al Polo Sur, comprobando con desolación que allí ondeaba la bandera noruega, pues Amundsen se le había adelantado por 34 días al haber encontrado una vía más accesible. En un arrebato de sarcasmo competitivo, el noruego había dejado una carta a Scott diciéndole que, como probablemente sería el primero en llegar al lugar tras él, podía hacer uso del equipo y alimentos que habían dejado allí, y además le rogaba que fuese tan amable de enviar una carta que él había dejado allí para el rey noruego, en la que le manifestaba su éxito.

El retorno tuvo que ser terrible para Scott y los suyos, pues al fracaso y la derrota moral se le sumaban las durísimas condiciones climatológicas y el hecho de que no llevaban perros para tirar de los trineos.

Abatidos física y anímicamente, cuando se encontraban cerca de uno de los puntos de abastecimiento en el que habían dejado alimentos a la ida, con las extremidades congeladas y gangrenadas, los miembros de la expedición decidieron que la hora de su muerte había llegado.

El 29 de marzo de 1912, casi un año después de haber iniciado la aventura antártida, Scott escribía unas emotivas y trágicas cartas a las madres y esposas de sus hombres, en las que lamentaba profundamente el desastre de la expedición. Por último, le escribió a su esposa, manifestándole cuánto sentía no poder estar con ella para ver crecer al hijo de ambos, y pidiéndole que rehiciera su vida y que fuese feliz.

Sólo le restó abandonarse a la somnolencia que causa la muerte por congelación. Una muerte que acaso fue el descanso para el frustrado Scott tras la decepción por una amarga derrota.

Creo que este segundón merece un lugar destacado, pues dejarse la vida en ello, tras haber fracasado, me parece doblemente lírico y cruel.

Saludos.

5:29 p. m.  
Blogger Hugo said...

Rayos, la expedición Scott, trágico olvido el mio, gracias por arreglarlo, Valdis.
Si sería desdichado este hombre y su expedición que para la posteridad han quedado inmortalizados... en una canción de Mecano.

7:26 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

Traigo a la palestra a FRIDA KHALÓ,a la sombra del gran artista,el revolucionario,cuya pintura no ha resistido el paso del tiempo y hoy se nos antoja vacía y de una grandilocuencia estéril:Diego Rivera.Sin embargo,las pinturas de Frida,que se retrataba a sí misma,pues decía que era lo que más a mano tenía,conmueven el alma con su extraña belleza.Cejijunta y con el labio superior sombreado del vello que no quiso disimular.El dolor y el amor por el hombre que tantas veces la engañó.Desnudó su alma como pocas veces se ha visto en el mundo del arte,que ha devenido en el reconocimiento y la admiración de lo que en su momento no era mas que un ejercicio a la sombra del genio.Hoy brilla sola,en todo su esplendor,arte del alma,y no de las ideas.!honor a Frida,musa de las almas dolientes! nino e.

6:53 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

y que me decís de Lamarck? ese que en los libros de texto aparecia al lado de la parrafada de Darwin con una foto de jirafas con le cuello largo jeje. Es el Salieri d ela Evolución.

Dr. NO

5:58 p. m.  

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