Hugo y yo

La culpa es de la sociedad.

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Lugar: En las Nubes (Alcalá de Henares), Madrid, Spain

3.6.06

Pagan Poetry

Debo estar desarrollando un yo artístico otra vez.
El otro dia, de la manera más tonta, empecé a escribir poemas erótico-chorras, y, como quiera que los blogs se inventaron para eso, voy a torturar a mis amigos y conocidos con una nueva repetición del mismo material que ya han visto en el foro o recibido por email.
Es que sigo pensando que tienen gracia, leñe.





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Si quieres, mi corazón,
descubrir el gran secreto
del amor y la pasión,
vente y jugamos al teto.

Si sientes en tí el anhelo,
de hacerte por fin mujer,
pon las patas hacia el cielo,
que te la voy a meter.

Si por fin, mi dulce amor,
quieres sentir mi dureza,
júrame que esta vez no
te va a doler la cabeza.

Si esta es noche de amor loco
en que serás mía, dulzura,
siéntate y espera un poco
a que se me ponga dura.

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A punto estoy de alcanzar
el Elíseo prometido,
a punto del gran placer
que a esta vida da sentido,
mis piernas siento temblar,
me llevas hasta el olvido,
a punto estoy de llegar,
¡y el que llega es tu marido!


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¿Quién iba a decirme a mí
que, tras mucho desearte,
corresponderías al fin
a mis ganas de montarte?

¿Quién habría pronosticado
que vendrías a mi pisito,
me besarías con ardor,
me trincarías por el pito,
me arrastrarías hasta el lecho,
(con cuidado, despacito),
me lamerías con furor
hasta dejarme deshecho,
para luego desnudarte
y mostrar todo tu brío?

¿Quién me iba a decir a mí
que tenías que ser un tío?

***************

Tengo en mi mano el ariete
que ha de atravesar tu puerta,
un enorme y duro arado
con que trabajar tu huerta,
misil de carne rosada
que vuela hacia el objetivo,
armamento irresistible
para el acoso y derribo.

En mi mano viene y va,
se va poniendo caliente,
le susurro tus encantos,
se despliega lentamente,
hasta alcanzar su apogeo
cual obelisco de amor,
garrote de seda pura,
cucaña, palo mayor,
Torre Eiffel, Torre de Pisa,
¿te ha pasmado el estupor?
¿A qué viene esa sonrisa?
Vas a hacer mella en mi ardor
con tu risa y pitorreo,
ya ha mermado mi vigor,
se quedó arrugado y feo.
Me cortaste ya el rollito
y a ver quién me lo remedia,
¿seis centímetros de pito
ya no llegan a la media?

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Cada vez que tu voz de nuevo escucho
siento en mí la pasión que se inflama.
Tu gemir es algo que excita mucho,
y no menos el crujido de tu cama.

Pues, querida, los ruidos de tu amor
acompañan mis sueños más cochinos;
ya que tu amante no puedo ser yo,
me apaño mientras aún seamos vecinos.