Breaking Up Is Hard To Do

Hay un silencio extraño en una casa vacía. Uno está acostumbrado a los ruidos de una cocina, un televisor, o gente charlando por teléfono, o todo a la vez, y cuando entra en una casa sin nada de eso sólo se oyen esos ruidos de parte de los vecinos. Ecos de las cosas que deberían estar sucediendo en tu casa. Si aún fuera tu casa.

También está oscuro pese a ser de dia. Era de dia al marcharnos, pero ella ha pasado antes que yo a recoger sus cosas, y ha bajado las persianas. Tendría que subirlas, pero en vez de eso, enciendo las luces. Silencio y persianas bajadas resultan más cómodas para esta labor. La luz diurna no es respetuosa, y esta falsa nocturnidad es más adecuada para el levantamiento del cadáver.

Pero es un muerto con muchos cuerpos. Los muebles, que pasamos menos tiempo utilizando que escogiendo. La vajilla, de la que llegamos a usar cuatro platos. La segunda cafetera (la primera la rompí el segundo dia). La ropa de cama, dos juegos sin estrenar. Lo que queda de mi ropa (de la suya ya no hay nada). El cuadro que tanto le gustaba. Las herramientas que traje de mi casa. Toda la comida del frigorífico que no quiero comer ni tirar.
Y cajas, demasiadas cajas. Cajas por abrir y por cerrar, de cosas que no llegamos a estrenar o que no llegamos a sacar. La casa entera es una caja de cosas que ahora sobran y que hace apenas unos dias eran tesoros. El encantamiento desapareció y el oro de las hadas es un manojo de hojas secas.

Cada cosa que veo tiene una microhistoria, y seleccionar es un proceso tortuoso. La plancha nueva y la cocina que ella dejó limpísima, todo tiene aspecto de burla. Arreglé esos enchufes, y para qué. Una pastilla de jabón que ni llegamos a gastar. Los albornoces que guardaba y que solo estrené yo.

Recojo lo justo y me voy. No sé qué hacer con los muebles que no podemos reutilizar o las cosas que ya no nos hacen falta, y con tal de no tomarme el trabajo tiraría todo a la basura. Lo que ha costado todo no es nada comparado con lo que cuesta ahora. Por desgracia, aún tendré que volver unas cuantas veces.
Cierro con llave - cuya cerradura no llegamos a cambiar- y salgo. Aún hace sol y me desabrocho la chaqueta. Hace menos frio fuera.